martes, 15 de septiembre de 2009

La reacción en cadena.

A medida que pase el tiempo y nuestro abecedario sea más largo, podremos decidir que palabras tendran que incluir nuevas letras. Las letras antiguas, aunque haya nuevas palabras, se sentirán desusadas, desplazadas por las nuevas formas de escritura.

Además, nuestras letras vienen del alfabeto fenicio, que conserva unas costumbres, una historia, una cultura y una religión antigua. Las nuevas letras, en cambio, no saben de nada de esto, no respetan de hecho nada de esto. Lo cual hace a las viejas letras tradicionales enervarse y a las nuevas, por qué no decirlo, sentirse mal acogidas.

Nuestro problema por lo tanto, influye en la forma de sentirse de dos grupos que en el fondo son lo mismo (letras), pero que están en posiciones muy alejadas. Sin embargo, por cosas de la modernidad, están condenadas a convivir en las palabras, tanto nuevas como antiguas, que todos utilizamos. Qué podríamos hacer para solucionarlo?

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