martes, 28 de abril de 2009

Ya vale Bob.

Bob Dylan. Qué significa eso? que diría el otro. Un día leí en su biografía (estaba en el inglés que hace cuatro años no entendía) todos los cambios que había probado hasta dar con su nombre artístico. La lista, que por supuesto no recuerdo, era bastante prolongada. El destino le había llamado de una forma, pero se ve que no le gustó y fué probando hasta que encontró el éxito.
Un día el destino también dió por hecho algo sobre mí. Me tiró una maleta a la cara y me enseño la puerta. Yo le dije que cojería esa maleta pero no me iría a donde él quería que fuese. Le dije que yo ya lo había hablado antes con Dios y teniamos diferentes planes, yo no sería lo que el destino quería que fuese, yo iba a ser lo que yo había decidido ser, para bien o para mal. La resignación, ese molesto buscón que en tantas camas se había colado, nunca iba a hallar en mí un admirador. La cuestión es que mucha de la gente ahí fuera, piensa que existe un destino predeterminado para ellos y que las cosas vienen como vienen. Eso es una acto de cobardía y no corresponde a la nobleza del ser humano.
El ser humano es tan especial que se impone incluso ante su propia naturaleza, puede privarse de alimento, de descanso o de lo que quiera, aún en perjuicio de su propia salud. Si alguien cree que algo le está imponiendo una cosa que no le interesa, su primera reacción debe ser la de tratar de evitarlo diciendo, no me digas lo que no puedo hacer.
PD: El cabrón de Bob, para encima de valiente, hizo esta maravilla.

miércoles, 22 de abril de 2009

Crea!

Alguna vez has tenido la sensación de que estás escribiendo algo que solo tu puedes comprender en su completa profundidad? Yo no.

Qué tal? Sigue Londres de pie? Sigues oyendo las voces en tu cabeza? Esas que te dicen: Esta ciudad no tiene principio ni fin...este país no lo controlan los poderosos Voices in my head!!!!

Ponte auriculares para seguir leyendo: street spirit, the bends, radiohead...Concéntrate en el más profundo de los pensamientos que te pertenecen y ponte a escribir...puedes cambiar el mundo, está en tu mano...y en su prolongación. Coge un boli, respira, convoca a tu inteligencia. Proclama el estado de rebeldía, pon al frente a tu voluntad. Olvida lo que hasta ahora, durante toda tu vida has tenido como elemental. Olvida que no eres la primera persona en este mundo redondo que gira, olvida que no es hoy el primero de tus días. Crea!

Hazlo sin preguntarte por nada más que cúal será la mejor opción para plasmar en el papel. Y ni siquiera...déjale a él que decida. A Tom. Qué grite exactamente en el momento adecuado lo que necesites. Que te oriente en esta especie de oscuridad que es el talento. Solo él lo consigue.

Es el don de pocos. Un don muy preciado. Poder en tu mano. Está dominado. Poder observar e imaginar, recordar para magnificar. No importa qué sino cómo. Lo insípido no depende de nada más que de quién lo prueba. Crea tu y sobre todo: Crea Usted. No existen colores ahí fuera sino talento que los proyecta.

Utiliza la música, el instrumento que quien nos crea, nos da para volar y alejarnos del mundo. La música distingue los momentos. Les da otra dimensión. Es como el amor. Ambos son capaces como nadie ni nada de hacer a los talentosos llegar a niveles de sensibilidad inalcanzables. Crea!

viernes, 17 de abril de 2009

El beso de la muerte

Cuando llegue el momento saltaré a la rana y caeré dormido. Nadie podrá verme o escucharme en mi sueño, porque será mío y no dejaré entrar a nadie. Necesito el tiempo que dure, para aprovecharlo al máximo, y lo necesito porque el sueño en el que uno cae consigo mismo es la más útil travesía que uno puede tomar en estos días.

Por qué? Pues porque hoy en día ya nadie sueña consigo, se mirá a otra parte y se sueña con lo que uno no és, con otro fin de semana de cupidos borrachos, con aspiraciones de Clint Eastwood de barrio, o con pequeñas vanalidades que rellenan nuestros sueños. Pero nadie tiene un sueño útil, nadie sueña con un espejo, en el que le guste lo que pueda ver cada mañana, o en el que al menos se vea lo que uno ha podido hacer para llegar al sueño tranquilo en conciencia. Yo lo quiero, lo aspiro, cada día miro al espejo despierto, con la intención de que la imagen se me quede para evocarla cuando esté dormido. Prefiero encararme a mi propio ser y mis aspiraciones cuando esté dormido, porque es en mis sueños donde está la clave del rumbo que he decidido tomar, porque la realidad es transición subjetiva en la que nunca vemos todo lo que hay, lo que importa es aquello a lo que nos dirijimos y el camino que hemos tomado para llegar a ello. Quizá no me explico, tampoco importa, porque en un nilo sin agua me espero a mi mismo, y en ese momento sabré si verdaderamente estoy solo, y si importa explicarse algo a uno mismo.

Ojalá cada persona en este mundo tuviese un poquito más de responsabilidad hacia lo que uno es, de respeto hacia su propio ser como persona. Se nos olvida que tenemos Dignidad, que no podemos irnos por las ramas, dejarnos a la deriva en medio de la nada, o ser uno más en medio del todo. Ojalá lo que importe no sea soñar con ranas que se conviertan en príncipes o princesas. Yo he entendido que una rana es una rana y una princesa es insulsa, irreal e injusta. Cuando llegue el momento saltaré a mi rana y quedaré dormido.

martes, 14 de abril de 2009

¿Aprenderse una fórmula o deducirla?

Cuando el hombre se esfuerza hace un ejercicio admirable y se gana la dignidad que le corresponde. Cuando aprende por amor al conocimiento, hace que todos esos misterios que Dios ha puesto en el mundo se acerquen y cobren sentido. En ese momento, el hombre entra en el juego que Dios le ha propuesto. Deberíamos verlo como el padre que ve por fin como su hijo ha crecido y ha desarrollado la capacidad para entender e interesarse por ese tablero cuadriculado en blanco y negro con piezas en pos de batalla, unas negras y otras blancas, dispuestas a dar su vida por defender a su rey. Cuando alguien trata, por ejemplo, de descubrir cuál es el sentido profundamente práctico del número "i" y cúal el motivo de su existencia, acepta la partida. Es un juego superlativo e infinito. Pero no por ser inabarcable, se hace menos, ni pierde un ápice de sentido. Ha habido grandes hombres que han llegado a plantear una buena partida. Aristóteles, un gran jugador. Santo Tomás de Aquino, Johann Sebastian Bach, Kant, Newton, Platón, Shakespeare, Sócrates, Seneca, Mozart... una gran selección.

jueves, 2 de abril de 2009

Rara vez

Si no fuese porque tengo muchos años y una rata que alimentar en casa, diría que mis tiempos de genio ya han pasado. La gran calidad de la vida, acurrucada entre la verde lechuga de una opulenta hamburguesa, se ha alejado poco a poco, ahora me encuentro solo en mitad de este valle de rubias y morenas, sin poder decidirme entre que gato matar esta noche con mi escopeta.

Justo en este momento, necesito orientación, la busco en un mapa de tres calles, en el que al menos reconozca un hogar donde ser yo mismo con alguien más a mí lado. Disculpad la traducción, la estoy haciendo literalmente del texto original, fué escrito en ese sitio de mi memoria en el que el tiempo no se adelanta un hora sino que se congela. Allí veo todos los momentos de mi vida como fotografías, las de mi futuro cada vez un poquito más oscuras, las de mi pasado cada vez más brillantes. Sin embargo, lo importante de este texto no es entenderlo, ni siquiera valorarlo, es cogerlo y darse un paseo con él por las calles oscuras, en las que árboles preciosos protegen hogares con lujo y por los puentes que no sirven para unir sitios conocidos, sino para llevarte a momentos en los que nunca antes has estado.

Compraría un buen rastro de esos momentos, los tomaría a palo seco, o con mi buen capitán subidos en su barco, desde el que amenazariamos a los indios con las palabras que no alcanzen a comprender. El genio me ha dejado, no queda rastro de su vino, de su pan o de su agua. Solo un calvo italiano, esculturales cuerpos rellenos de vacío y un montón de comida que ya no me sabe a nada. He aprendido algo, las cosas pueden ser tan bonitas como una aceituna rellena de queso feta, pero si no hay negro al que le laven la cara, ni nadie que se ría de él en ese momento, toda su belleza desaparece.